Juan Coletti
Tuyo es mi corazón -¿Qué te pasa, Angelina? –le preguntó la señora Gloria a la alumna que acababa de ingresar al aula de sexto en la Escuela Alejandro Carbó-. Te ves pálida. ¿Te sentís mal? ¿Querés que llame a tu familia? -Gracias, señorita. Estoy un poco mejor. ¿Puedo sentarme? -Por supuesto, en unos minutos empezaremos las actividades. Pasó la mañana sin mayores novedades, sonó el timbre y todos los chicos corrieron en tropel hacia la calle. Angelina regresó a su casa, por la avenida Colón, conversando animadamente con su compañera de grado María Rosa. Eran íntimas amigas desde el Jardín, por eso acostumbraban confiarse sus secretos sin que nadie, ni sus padres, lo supieran. Pero no imaginen que eran secretos feos o desagradables sino experiencias que les iban ...