Daniel Salzano

 ESO ME MATA

De todos los mozos/ del Sorocabana/ el que mejor hacía los licuados/ era el primero de la izquierda/ un tipo con uñas de guitarrista/ que pelaba las bananas/ como si estuviera transplantando un corazón./ Unicamente observando/ muy atentamente/ podías advertir que ponía la misma cantidad de hielo picado/ y azúcar/ que todo lo demás/ pero que tenía una técnica distinta/ para pulsar el arranque:/ en lugar de llevar el botón/ del 0 al 1 y del 1 al 2/  lo colocaba de un saque/ en un punto que directamente no existía/ una especie de 1,781226/ que mantenía con la mandíbula tensa y el brazo flexionado/ como si llevara un revólver en la axila./ Todo eso lo veía/ con las punta de los pies/ apoyados en los estribos de la barra/ asomado a la altura del metal del mostrador./ Con el mismo hielo y la misma leche/ con que los demás sacaban un vaso/ él sacaba un vaso y medio/ lo acomodaba sobre una servilleta de papel/ y te decía servido caballero./ Eso me mataba./ Hay una etapa de la vida de los hombres/ en la que uno no sabe ni qué hacer ni qué decir. /Bueno/ en esa etapa es importante que te digan caballero./ Hay tipos que comprenden todo/ aunque su único trabajo sea licuar banana con leche./ Hay tipos en cambio/ que nunca comprenden nada./ Muchas veces al comenzar a escribir una crónica/ pienso que puede haber un chico observándome/ con la punta los pies apoyados en los estribos del estaño./ Siempre y cuando consiga llegar y mantenerme/ en el 1,781226/ no hay ninguna diferencia/ entre escribir una buena crónica y preparar un buen licuado./ Ese momento de la profesión es el que verdaderamente me mata/ caballeros./ 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Los comechingones

Alejandro Nores Martínez

Azor Grimaut