“La escritura es mi modus vivendis”
El escritor
mexicano Juan Villoro recibió el reconocimiento a la excelencia de Premio Gabo por
su obra y trayectoria
que abarca desde la docencia, la escritura de ficción y no ficción, pasando por
el ejercicio periodístico hasta la cobertura deportiva.
Es difícil
dilucidar por cuál de sus cualidades de narrador el reconocido jurado premió a
Juan Villoro: un chilango florentino que aborda, narra e interpreta “con
vitalidad siempre renovada y estilo magistral” distintos géneros, realidades
sociales, culturales y políticas de México, América Latina y el mundo “con una
mirada propia, profunda y crítica que proyecta en su ejercicio periodístico con
rigurosidad, ética y talento ejemplares”.
Autor de más de una decena de libros, Villoro fue
galardonado también en el año 2012 con el Premio Iberoamericano José Donoso y
en 2018 el Premio Manuel Rojas, ambos otorgados en Chile, por el conjunto de su
obra. También ha recibido el Premio Internacional de Periodismo
"Rey de España" por “La alfombra roja, el imperio del
narcotráfico” (2010); el Premio Herralde por su novela “El testigo”; en
Argentina el Premio ACE por su obra de teatro “Filosofía de vida”, en Cuba
el Premio José María Arguedas por su novela “Arrecife”, entre muchos
otros.
Hermanamientos editora conversó con el autor sobre
su trayectoria laboral, sus recorridos narrativos, su mirada del periodismo
actual y los retos que se presentan en la actualidad.
HE: ¿Alguna vez
pensaste recibir un reconocimiento a la “excelencia” por tu carrera?
J.V:
Por supuesto que no. Cuando empecé a escribir ni siquiera se hablaba de crónica
como un género. El periodismo carecía de todo prestigio cultural. En la carrera
de Sociología un maestro solía decirnos: "Estudien, muchachos, o van a
acabar de periodistas".
Para mí se convirtió en una afición paralela a la
escritura de ficción y, hasta cierto punto, en un modus vivendi. Admiraba a
maestros del oficio como Rodolfo Walsh, José Martí, Martín Luis Guzmán,
Nellie Campobello o García Márquez, pero recuerdo la sorpresa de que se
publicara "Relato de un náufrago" en forma de libro. El propio autor
decía en el prólogo que eso se debía a que, a pesar suyo, se había convertido
en un autor de moda. Fueron tantos los años en los que hice periodismo sólo por
el gusto de hacerlo que no me dio tiempo de pensar que eso podía comportar un
reconocimiento.
HE: Las crónicas
de Villoro son referentes de este género híbrido entre la novela, el reportaje
y el ensayo, que él mismo denominó “el ornitorrinco de la prosa” ¿Qué elementos
crees que inevitablemente tienen que estar presentes en las crónicas
periodísticas?
JV: Alguna
vez llamé a la crónica "el ornitorrinco de la prosa" porque, como ese
simpático animal, parece la mezcla de otras criaturas sin ser ninguna de ellas.
La crónica tiene algo del relato porque requiere de un planteamiento, un nudo y
un desenlace, del teatro porque acude al diálogo y a esa nueva variante del
coro griego que es la opinión pública, de la memoria porque el autor puede meter
pasajes de su propia vida, del ensayo porque se reflexiona sobre lo que se
narra e incluso de la poesía, en ciertas frases que condensan el sentido
general del texto.
Es uno de los géneros más completos que hay. Lo
interesante es que todos esos recursos se funden para dar lugar a un género
único.
A
Juan Villoro se lo considera también el “crack de la literatura
futbolística mundial” por su poético estilo de cronicar al pie de la
cancha. A través de sus crónicas, el narrador confirma que en el fútbol no todo
está escrito y que aún hay mucho por decir, ya que este deporte es el pretexto
ideal para conocer los pasos históricos de la sociedad.
HE: Luego de
haber participado de esta décima edición del Festival Gabo celebrada
recientemente en Bogotá ¿Cuáles son los desafíos que el periodismo tiene que
afrontar para poder seguir desarrollando un periodismo de “vieja escuela”
narrativo, interpretativo, argumentativo?
JV:
Los desafíos son enormes. La expansión digital y las polarizaciones políticas
han hecho que vivamos la era de la posverdad, de la propagación
ideológica de la mentira. En este ambiente es difícil que la verdad compita con
las fakenews, pero por eso mismo vale la pena defenderla. Por otra parte,
estamos ante un proceso de sustitución progresiva de actividades humanas por
parte de las máquinas y de la inteligencia artificial, y esto involucra al
periodismo.
En este
contexto, el periodismo es un recurso de supervivencia. Los datos para entender
la realidad se han convertido en un recurso de primeros auxilios mientras
los datos personales se convierten en la principal mercancía del planeta. Los
medios independientes y confiables son cada vez más necesarios, pero
resulta cada vez más difícil que subsistan por su cuenta. Estamos ante una
urgente tarea de subsistencia. Entre otras cosas, tenemos que lograr que los
lectores se comprometan más con los medios verificados y serios,
transformándose en brigadistas. Si ellos no defienden la información que desean
recibir, será difícil que la búsqueda de la verdad prospere. El panorama es
oscuro; justo por eso vuelve a ser cierta la frase de Antonio Gramsci:
"La verdad es siempre revolucionaria".
Villoro recibió el pasado viernes 21 de octubre el
Premio Gabo por la excelencia de su obra y trayectoria. Decidió donar su premio
a Quinto elemento, una institución que fomenta un periodismo que pone el acento
en las víctimas, los migrantes, los desplazados y la violación de derechos
humanos en zonas silenciadas y de alta peligrosidad, como un gesto de respaldo
a la labor periodística actual.
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